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23 abril 2011

La revisión de las vanguardias / Eduardo Subirats




A la hora de contemplar el arte moderno, es necesario poner de manifiesto una reflexión sobre las condiciones históricas de nuestro presente crítico y exponer subsiguientemente la perspectiva que este presente arroja sobre el pasado. La reconstrucción crítica de una obra de arte, una composición musical o un texto parte necesariamente de la restauración sistémica de sus relatos y meta-relatos, de sus textos e intertextualidades, pero al mismo tiempo debe ser capaz de reconstruir las perspectivas y contextos desde la que esta restauración estructural se lleva a cabo.

En otras palabras. No podemos reconstruir objetivamente movimientos y corrientes del pasado como si sus categorías siguiesen teniendo una validez eterna, como si existieran en un presente indefinido. En el caso específico del surrealismo, como en el caso de las llamadas vanguardias artísticas del siglo XX, en general, nuestra posición histórica nos obliga a comprender su triunfo en la medida en que su pensamiento artístico, o parte del mismo, se ha convertido en pensamiento dominante, y su fracaso, en la medida en que el cumplimiento de sus utopías está acompañado hoy de los signos de una generalizada infelicidad. Ello nos obliga a una posición intelectual no sólo reconstructiva e historiográfica, sino también crítica y reformadora.

Fragmento de la conferencia: Surrealidad surreal -El reino de la belleza- FCE, 2003


Foto del cuadro: Georg Grosz, suicide, 1916.

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