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24 septiembre 2011

sobre la propia muerte

Quisiera tener palabras para describir mi muerte
Pero las ignoro
Como ignoro la hora exacta en que sucederá
Y el modo en el que sobrevendrá mi fin
Quizás esté llegando ahora
Y mis estertores sean estas palabras

He dejado de buscar la floritura de las cosas
Se acabaron para mí las técnicas poéticas y la profundidad del pensamiento
Mis palabras casi muertas ya, son superficiales
A nadie engaño
Estoy muriendo poco a poco

No me reconozco en lo que escribo por el simple hecho de que no controlo
el aliento que se me escapa por la boca
Ese resto de algo humano que habitó mi cuerpo

Hablo en pasado porque el futuro yo jamás conoceré
No amaneceré de nuevo entre tus piernas
Ni volveré a besar tus labios
No comeré más del mantra de los siglos
Ni escucharé sonidos bellos
Ya no te veré a los ojos nunca más, amanecer


Este dolor, mundo, se te escapa.
Y nada puedes hacer por retenerlo

Dejaré cosas inconclusas y antes de morir he de ser abandonado
Dejaré las calles, la ingenuidad y la torpeza
Dejaré a la risa y a todos mis amigos
Desapareceré esta tarde de un modo que no me ha sido dado conocer
Como desconozco el sentido de las cosas
Porque se ha perdido
Como yo me pierdo ahora

El hombre, como quiso escribir Kafka, es una cucaracha



La metamorfosis se ha llevado a cabo y el hombre se ha convertido en cucaracha.

Pero no todos fueron transformados. Sólo nosotros.
Por eso nos arrojan venenos como el desempleo y la pobreza.

La muerte a balas frías.

La tramposa idea de que el otro, el compañero, nos robará el trabajo para así poder odiarlo, como quieren ellos

Ellos quienes

Quienes te vigilan a pesar de que no te quieren ver

Te vigilan para que nunca te hagas notar. Ni alces la voz.

Somos sólo cucarachas, insectos venidos a menos.

El proceso de degradación ha sido largo, ha sido tedioso, ha sido.

Nuestros padres y nuestros abuelos, es posible que nuestros hermanos y aún nuestros vecinos hayan sido inoculados con el virus

Ya no hay lugar para la ternura.

Se abolió la idea de humanidad.

Nos disolveremos sin lugar a dudas

La razón dejará de existir

Las palabras ya no significarán

Pero aún hay tiempo antes del final

Antes de la catástrofe aun hay tiempo para que despiertes

convertido en cucaracha

A los escritores museificados

A ustedes, escritores museíficados, museo de sí mismos, repetidos y repetitivos, yo les doy mi más sentido pésame

No asisitiré a sus funerales

Miles de desplazados en las fronteras de las esperanzas vanas a quienes hemos olvidado
duermen entre la basura mientras los persiguen sus propias pesadillas

mientras una mano invisible del mercado nos transforma en invisibles

La precariedad y el hambre son nuestro pan de cada día

Simples mortales que han perdido la inocencia

aves que cruzan el cielo mientras despejamos las lagañas de los ojos y no podemos ver

niños que trabajan duro para que tú tengas algo de tecnología.

ancianos que son abandonados por sus hijos y pueblan nuestro mundo de indigentes.

hombres y mujeres que se aguantan las ganas de llorar en la oficina.

palabras que no dicen nada y significan “muere perro”

gente rodeada de pantallas y pantallas rodeadas de gente.

los que no conocen la felicidad o para quienes la felicidad consiste en tener dos horas libres para respirar.

consiste en llegar a casa y no tener ni un pan para comer

un poco de sexo gratuito en un cuartucho de dos por dos con alguien que te miente cuando dice que te ama.

Yo les digo esto a las patadas y los gritos

Porque lo mío son las patadas y los gritos

Todos aquello a quienes el dolor nunca abandona

Los que sólo son dueños de su propia muerte curativa

Por todos ellos beberé un trago de tequila a su salud, antes que la muerte me arrebate

Esta muerte que me ronda porque se ha instalado en la ciudad, en mis cuatro paredes, dentro de mi alma

A ustedes, escritores del museo de mierda, no les dedico ni un eructo.

11 septiembre 2011

Memoria de un conflicto




Publico la nota tal cual la escribió Gabriel contreras en Milenio, pero añado algunas notas, tratando de aclarar ciertos puntos.


Inconformidad por teatro La Bodega de Dionisos en el Barrio Antiguo

“No queremos teatro”: los vecinos
• 2009-04-01•Cultura.


“No queremos teatro”, eso es lo que gritábamos nosotros el miércoles en la noche. Pero ellos, desde adentro, nos contestaron “chiguen a su madre”1. . Es el relato textual de la señora Herlinda Machado, vecina del Barrio Antiguo y quejosa ante la apertura del teatro La Bodega de Dionisos.

Ella, junto con otros vecinos encabezados por Rogelio López Robles2 , fue y se quejó por escrito ante el alcalde de la ciudad, Adalberto Madero. Para reforzar su queja, Machado ha acudido al juez auxiliar y ha recogido varias firmas. “Los únicos que no han firmado son el pintor Carrizosa y un francés, pero ellos nunca están aquí”.

La señora Machado es clara en su postura: “No quiero que esté aquí ese teatro”.

Así es como nos asomamos a un conflicto que, desde el pasado miércoles, crece en el Barrio Antiguo y generó ya confrontaciones entre los vecinos y los propietarios de La Bodega de Dionisos3, escenario en el que se estrenó la obra Tengo a mi vieja encerrada en el armario, del dramaturgo Vidal Medina.

Rogelio López Robles, vecino de la sala en discusión, dice tener un pasado teatral, ya que asegura haber trabajado al lado de Carlos Baena y bajo la dirección de Rubén González Garza en un montaje coordinado por Javier Segura.

“Yo sé de cultura y de teatro, y eso que hacen ellos no es arte . Yo he trabajado con Blanca Martínez Bacca en el Teatro El Grillo. Conozco de teatro, y también bailé con el Ballet del Estado. Ese vocabulario que ellos tienen no es bueno”.
Según López Robles “el ruido es mucho. Entra hasta la cocina de mi casa. Y no nos vamos a ir de aquí por un teatro que hace ruido”.

Nerviosa, la señora Machado nos cuenta que, de establecerse este teatro, muchos autos se estacionarían en este barrio. Ella indica que la gente de La Bodega de Dionisos no le pidió permiso a ella y a los otros vecinos para establecer un teatro.
–¿Señora, cuando ponen cantinas aquí, le piden permiso a usted?
–No. Pues la mera verdad no, pero es que orita sólo me he enterado de las que están allá.

Ella dice estar muy nerviosa, asegura que le gusta la opera pero inexplicablemente no se acuerda cuál fue la última obra que vio. Herlinda Machado ha avanzado en el trámite de esta denuncia. Nos cuenta que Protección Civil ya reaccionó positivamente, y dice que Diana Luna ya turnó el tema a la Secretaria del Ayuntamiento.

“La queja de nosotros dice que nos dirigimos al presidente municipal para decirle que por qué no se nos enteró de que aquí habría un teatro” .

Eduarda García Romero y María Elena García Romero están presentes en el lugar. Ellas se quejan del ruido que produce el teatro en el barrio. “Se oía que sonaba muy fuerte la pared”, asienta una de ellas.

El miércoles tuvimos un evento que fue la inauguración del espacio, cuenta Vidal Medina, dramaturgo, director y actor. “Vinieron Luis Martin, Roberto Villarreal y cerca de 160 personas, pero tuvimos un boicot por parte de unos vecinos”. Total, se estrenó el espacio, y afuera hubo como ocho vecinos gritando.

Mónica Jasso, Yerika Zambrano y Vidal Medina integran el grupo teatral Peripateticos y están al frente del Teatro La Bodega de Dionisos cuyas actividades están suspendidas desde el pasado miércoles a causa de las protestas de los vecinos .
Monterrey/Gabriel Contreras


Notas.


1. Nosotros no contestamos sus agresiones y gritos nunca dijimos "Chingen a su madre". En realidad estaban interrumpiendo una función de teatro a puerta cerrada y ese momento coincidió con un texto que los tres actores gritan “pinches almorranas”. Por la situación que se vivía, pues había tensión, todo apuntó a que ese texto estaba dirigido a ellos. Y no era así, pero en cierto sientido y en ese momento, así lo parecía y así lo creímos todos.

2. En foto Herlinda Machado y Rogelio López Robles, colonos del lugar. Rogelio era directamente vecino del teatro. vivía al lado. Herlinda en contra esquina. Había vecinos a favor del teatro pero cuando les tocó votar lo hicieron en contra o se abstuvieron. Necesitábamos 13 firmas. Obtuvimos cuatro. Foto/Gabriel Contreras.

3. En fin, muchos puntos por discutir al respecto. Desvinculación. Definiciones de lo artístico. La obra tiene palabras fuertes, pero sólo son palabras. Definición de lo tolerable. Hubo errores de planeación, entre otras cosas. Nuestra vinculación con el medio fue desafortunada. A mi que queda como aprendizaje.

4. La Bodega de Dionisios no volvió a abrir oficialmente sus puertas. Después de un intento de hacerla funcionar de manera clandestina., cerró definitivamente. No se pensó en la posibilidad de establecerlo en otro lado. Quedó, eso sí, un sentimiento de frustración.

5. El cierre de la bodega evidenció que no estuvimos a la altura de lo que hacíamos, nosotros, ni los vecinos. No entramos al barrio de la mejor manera, avisando que pondríamos un teatro. ¿Por qué hacerlo?, tal vez ni se nos ocurrió.Pero es parte de un acto comunitario, o debería serlo. Esto lo se ahora. Si un teatro se instala en una comunidad, que sea parte de la comunidad, que lo puedan usar, además de una oferta cultural, en caso de que tal cosa exista. Yo hablaría, después de esta experiencia de la necesidad de generar cultura, no de imponerla, es decir generando primero intercambios, vínculos entre la gente.

05 septiembre 2011

La construcción del futuro


Caerá el edificio del error y de la arbitrariedad, tiene que caer,
ha caído ya tan pronto como te des cuenta de que vacila
Friederich Schiller


Hay una idea de “fin de la historia” rondando la conciencia colectiva. Hay quienes aseguran que estamos en la antesala de la tercera guerra mundial. Yo no esperaría que esta tercera guerra se parezca a sus antecesoras en cuestiones de horror y muerte. No. Esta guerra sería diferente y en todo caso ha empezado ya.

Los levantamientos civiles en Londres, Libia, Egipto, Grecia, Chile y España, son el resultado de políticas económicas que a pocos privilegian. Las políticas bélicas, como la de Felipe Calderón en México, responden más al miedo de las élites, que a su deseo de brindar seguridad a la gente; su proyecto de mundo se derrumba, sus intereses están en juego.

La clase política en el poder se ha aprovechado de su posición privilegiada para someterse y someter a toda la población a los designios de quienes se erigen como dueños del mundo.

Hablar de los logros de la población civil en términos de derechos humanos o laborales vendría siendo entonces una ilusión. No existen condiciones para que la democracia se instale, ni forma de que los derechos humanos sean respetados por la gente en el poder. Al contrario estaríamos viviendo el recrudecimiento de la violencia y el ascenso de nuevos totalitarismos en el mundo. La militarización de Monterrey sería una prueba.

Según esta idea pesimista o realista, asisitmos al desvanecimiento de la esperanza y contemplamos, fríos como piedras, la pérdida irreparable de toda idea de humanidad.
Este proceso de deshumanización es obviamente parte de un plan estratégico para acabar con el hombre. Suena a película de ciencia ficción, pero la idea del fin del mundo está ahí, en la cabeza de mucha gente.

La población ha sido deshumanizada y estamos viviendo las consecuencias de tales hechos.

Sólo eventos como la tragedia del Casino Royale en Monterrey parecen sacudirnos lo suficiente para que abramos los ojos ante nuestra realidad. Hablando con algunos amigos y compañeros editores, estuvimos de acuerdo que en Monterrey hay un antes y un después con la tragedia del Casino.

No sólo duele la muerte de 53 personas inocentes, sino que se pone en evidencia todo un sistema de privilegios y componendas, un sistema de ilegalidades e irregularidades bajo las que vivimos y no queremos ver, porque las solapamos.

La capital del norte vive una de sus épocas más críticas. La gran Sultana ha caído víctima de sus propios errores y de su gran poder económico. La ciudad que conocíamos ya no existe, y jamás volverá a ser lo que era antes. En estos momentos Monterrey es la ciudad más vigilada de México, pero aún así, no toda la gente se quiere sumar al cambio.

Cuando un empresario se pregunta: ¿Dónde estábamos nosotros cuando los jóvenes perdían oportunidades?, recibe críticas en facebook, porque hay personas que no creen que su pregunta sea legítima. Al parecer a buena parte de la población nos gustaría encontrar entre los empresarios regiomontanos a los verdaderos culpables de todo.
Pero cabría preguntarnos a nosotros mismos, ¿Dónde y en qué estábamos pensando cuando México se llenó de armas? ¿En dónde nos metimos mientras el odio entre nosotros aumentaba?

Puede sonar a lugar común, pero todos somos responsables por nuestra ciudad, somos los artífices de nuestra propia desgracia y escultores de nuestra miseria compartida.

El proceso de deshumanización nos ha pasado por encima, ha estado frente a nosotros, o detrás de nosotros, haciendo una sombra que ha crecido ya lo suficiente para cobijarnos, pero es una sombra letal, es la sombra de la muerte como espectáculo masivo, de la posibilidad de nuestra muerte prematura.

De nada sirve lamentarse por los errores del pasado. Hoy la realidad nos urge a actuar. Son necesarias más que nunca acciones ciudadanas. No sólo marchas y protestas, sino acciones concretas. La única manera para que la ciudad reviva, es no dejar de hacer las cosas y hacerlas ahora de mejor manera.

Hacen falta nuevas propuestas para cambiarle el rostro a la ciudad. Hace poco un poeta y buen amigo me presentó su nuevo proyecto editorial, una revista de literatura gráfica, que tal vez no vaya a cambiar la realidad que vivimos, pero puede ser un canal excelente para que muchos escritores pongan a remojar la pluma y nos cuenten las historias que nos hacen falta.

Monterrey necesita más ideas propositivas. Es necesario que hablemos de nuestra ciudad, de nuestra realidad, que establezcamos nuestra propia narrativa.

Hace días estaba pensando que siempre que leo una novela escrita por un mexicano esta se desarrolla invariablemente en el Distrito Federal, ponle el nombre que quieras: Fadanelli,Rodrigo Fresán o Roberto Bolaño (que no es mexicano pero escribió mucho desde aqui).

¿Qué pasa con los escritores regios? ¿Desde dónde y para quién escriben? Esta pregunta es un tanto chocante, porque los lectores son fantasías en la cabeza del escritor, sin embargo la hago porque a mí también me chocaría que me la hicieran.

Al empezar la redacción de este panfleto flacucho y miserable, pensé que tal vez mis palabras caigan en el vacío una vez más, pensé que no soy nadie para decirle a los demás, “haz esto o haz aquello”, luego me dije que no importaba, escribir implica también correr un riesgo, ese riesgo.

La crisis que vive Monterrey es también, y así podríamos verla, una de las mayores oportunidades que tenemos como población civil para empoderarnos.

"Empoderarse" es una palabra que me gusta y creo que es pertinente usar en este momento. El poder de cambiar las cosas nos pertenece si nos lo agenciamos. Y creo que ha llegado el momento en que los civiles debemos tomar el poder que hemos dejado en manos de la clase política.

Este empoderamiento no requiere de una lucha armada, no requiere una revolución, como las que ya se han vivido y sólo dejan una estela de muerte y dolor a su paso, luego quienes llegan al poder se conviertan en los próximos tiranos. No. El empoderamiento tendría que venir de convertirnos en ciudadanos responsables, que no sólo exijan de los gobernantes un sentido ético para trabajar en pos del bien común, sino sobre todo que trabajemos en conjunto para construir, con las ruinas de humanidad que somos, un nuevo proyecto de vida.

Es necesario abrir nuevamente los diálogos entre los diferentes estratos de la sociedad. Es urgente voltear hacia las colonias populares y hacer trabajo con los jóvenes. (Suena ingenuo. A estas alturas del partido cualquier propuesta sonará ingenua).

Tenemos que tomar las riendas de nuestro destino, cambiar la manera en que entendemos el mundo y a nosotros mismos. Ser profundamente autocríticos quizá nos ayude juzgarnos a nosotros mismos antes que al vecino.

Monterrey requiere un cambio de rumbo, y podemos llegar a ser una ciudad modelo, ejemplo para todo el mundo. Hay gente emprendedora (se que el término es burdo y común, pero así es), gente con gran talento en muchos campos, no sólo artístas, sino investigadores, académicos y líderes sociales.

¿Qué nos falta? ¿Qué le falta a la ciudad y sus ciudadanos? Yo pongo la palabra “Empoderarse”, es decir hacernos responsables por nuestra ciudad.

Corro el riesgo de ser criticado, ya que esto sólo son palabras, pero como dice Ranciére: Hemos oído a tantos oradores que hacían pasar sus palabras por algo más que palabras, que no es necesariamente escandaloso oír decir que las palabras sólo son palabras.

Nada nos va a ser dado en bandeja de plata. Madurar es otra palabra que me viene a la mente en este momento. Monterrey se merece dejar atrás la infancia y el provincialismo. Nada es eterno, ni siquiera la locura. Abogo por dejar atrás la cultura de la queja y empezar a proponer soluciones. Ahora caigo nuevamente en el vacío y hago un respetuoso silencio.

la foto la robé del blog: sergiozurita.com