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10 febrero 2010

Michel Houellebecq / el amor, el amor




En una sala porno, jubilados jadeantes
Contemplaban, escépticos,

Los brincos mal filmados de parejas lascivas;

Sin ningún argumento.

He aquí, yo me decía, el rostro del amor,

El auténtico rostro.

Seductores, algunos; esos siempre seducen,

Los otros sobrenadan.

El destino no existe ni la fidelidad,

Mera atracción de cuerpos.

Sin apego ninguno, sin ninguna piedad,

Juegan y se desgarran.

Seductores algunos, por ende, codiciados,

Llegarán al orgasmo.

Hartos ya, tantos otros, no tienen ni siquiera

Deseos que ocultar;

Sólo una soledad que acentúa el impúdico

Goce de las mujeres;

Tan sólo una certeza: "Eso no es para mí",

Pequeño drama obscuro.

Morirán es seguro algo desencantados,

Sin ilusiones líricas;

Practicarán a fondo el arte de despreciarse,

De modo bien mecánico.

A quienes nunca fueron amados me dirijo,

A quienes no gustaron;

A los ausentes todos del sexo liberado,

Del placer ordinario;

No temáis nada, amigos, mínima es vuestra pérdida:

No existe, no, el amor.

Es sólo un juego cruel cuyas víctimas sois;

Juego de especialistas.

***

L'amour, l'amour

Dans un ciné porno, des retraités poussifs

Contemplaient, sans y croire,

Les ébats mal filmés de deux couples lascifs ;

Il n'y avait pas d'histoire.

Et voilà, me disais-je, le visage de l'amour,

L'authentique visage.

Certains sont séduisants ; ils séduisent toujours,

Et les autres surnagent.

Il n'y a pas de destin ni de fidélité,

Mais des corps qui s'attirent.

Sans nul attachement et surtout sans pitié,

On joue et on déchire.

Certains sont séduisants et partant très aimés ;

Ils connaîtront l'orgasme.

Mais tant d'autres sont las et n'ont rien à cacher,

Même plus de fantasmes ;

Juste une solitude aggravée par la joie

Impudique des femmes ;

Juste une certitude : "Cela n'est pas pour moi",

Un obscur petit drame.

Ils mourront c'est certain un peu désabusés,

Sans illusions lyriques ;

Ils pratiqueront à fond l'art de se mépriser ;

Ce sera mécanique.

Je m'adresse à tous ceux qu'on n'a jamais aimés,

Qui n'ont jamais su plaire ;

Je m'adresse aux absents du sexe libéré,

Du plaisir ordinaire.

Ne craignez rien, amis, votre perte est minime :

Nul part l'amour n'existe.

C'est juste un jeu cruel dont vous êtes les victimes ;

Un jeu de spécialistes.

09 febrero 2010

Miguel Hernández / Canción del esposo soldado


He poblado tu vientre de amor y sementera
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torrres, alta luz y ojos altos,
esposa de piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mi dando saltos
de cierva concebida.

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al mas leve tropiezo
y a reforzar tus penas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una loca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garra.

Es preciso matar para seguir viviendo.
Un dia iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.

Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y de brechas
recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.