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24 marzo 2010

Italo Calvino / El orden del caos


El universo se diluye en una nube de calor, se precipita sin remedio en un torbellino de entropía, pero en ese proceso irreversible se pueden presentar zonas de orden, porciones de existencia que tienden hacia una forma, puntos privilegiados en los que parece vislumbrarse un plan, una perspectiva. La obra literaria es una de estas mínimas porciones en las que el universo se cristaliza en una forma, en las que cobra un sentido, no fijo, no atenazado por una inmovilidad mortal, sino vivo como un organismo.

17 marzo 2010

Ortega y Gasset / El poder público


El poder público se halla en manos de un representante de masas. Éstas son tan poderosas, que han aniquilado toda posible oposición. Son dueñas del poder público en forma tan incontrastable y superlativa, que sería difícil encontrar en la historia situaciones de gobierno tan prepotente como éstas. Y sin embargo el poder público, el gobierno, vive al día; no se presenta como un porvenir franco, no significa un anuncio claro de futuro, no aparece como comienzo de algo cuyo desarrollo o evolución resulte imaginable. En suma, vive sin programa de vida, sin proyecto. No sabe a dónde va, porqué en rigor, no va, no tiene camino prefijado, trayectoria anticipada. Cuando ese poder público intenta justificarse, no alude para nada al futuro, sino, al contrario, se recluye en el presente y dice con perfecta sinceridad:
soy un modo anormal de gobierno que es impuesto por las circunstancias
. Es decir por la urgencia del presente y no por cálculos del futuro.

09 marzo 2010

Roland Barthes / La asimbolia


El gran pensamiento testamentario de la antigua crítica: hay que respetar la “especificidad” de la literatura y de destruir la literatura como realidad original.
Sin duda la lectura de la obra debe hacerse al nivel de la obra; más, por una parte, no se ve cómo, una vez establecidas las formas, podrías evitarse el encontrar los contenidos, que vienen de la historia o de la psiquis, en suma, de esos otros lados que la antigua crítica no quiere por nada del mundo.

Para esa crítica, parece, se trata de defender una especificidad puramente estética: quiere proteger en la obra un valor absoluto, indemne a cualquiera de esos otros lados despreciables que son la historia o los bajos fondos de la psiquis: no quiere una obra constituida, sino una obra pura a la cual se evita todo compromiso con el mundo, todo casamiento desigual con el deseo. El modelo de ese estructuralismo púdico es lisa y llanamente moral.

A propósito de la literatura, di que es literatura. Esta tautología no es gratuita: al principio de finge creer que es posible hablar de literatura, hacer de ella el objeto de un habla; pero esta habla termina bruscamente, puesto que no hay nada que decir del objeto salvo que es él mismo. Lo verosímil crítico va a parar, en efecto, en el silencio, o en su sustituto: la charla.

El antiguo crítico es víctima de una disposición que conocen bien los analistas del lenguaje y que llaman la asimbolia: no puede percibir o manejar los símbolos, es decir las coexistencias de sentidos: la función simbólica muy general permite a los hombres construir imágenes y obras, no bien sobrepasan los usos estrechamente racionales del lenguaje, esta función en el antiguo crítico, se halla turbada, limitada, o censurada. (Fragmento. Crítica y verdad. Ed. Siglo XXI)

04 marzo 2010

La escritura / J.M.G. Le Clézio



La poesía, las novelas, las novelas cortas son antigüedades singulares que no engañan a nadie o a casi nadie. Poemas, relatos, ¿de qué sirve? No queda sino la escritura. (Prefacio a La Fiévre)