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17 enero 2010

El hombre piedra

No quiero salir a la calle
Ni regresar ningun día de estos al trabajo
Quiero quedarme en casa sentado frente a la ventana
Pensando en el destino que enfrentó mi vida.

Ya incapaz de decidir por los caminos,
Me he quedado inmóvil.

Por una pequeña ventanita puedo ver a gente caminando y veo coches pasar.
Cuando cerrar los ojos puedo escucho claramente y se diferenciar las voces provenientes de las casas y los coches que pasan aún a muchas cuadras de distancia.

Se dónde están las cosas sin palparlas y sé dónde estoy yo.
Y no hago nada.
Por los periódicos me entero cómo se comporta el mundo y adivino la angustia familiar de mis querencias.
Abro un libro y descubro otros malestares, otras voces, otros remedios.
Y casi no me muevo.


Prefiero evitar manifestarme por ahora y siempre
En el terreno público, a sus anchas quedan.

Quizá dirán no lo logró
No pudo, se quedó varado.

Algunos llegan y no se quedan, otros nunca llegan...

No quiero decidir nada, ni mover un dedo.
No quiero esperar recompensas,
No quiero deber.

Quiero sí, pasar el resto de mis días moviéndome cada vez menos, hasta alcanzar la inmovilidad total y plena.

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