En el arte de la alquimia es divino el sufrimiento.
Mi corazón sangrante arranco en juramento.
Y en la bandeja pongo la tragedia a tu servicio.
Sublimando a la bestia dejaré un legado.
Una canción a la fugacidad de la existencia.
Del viejo Sátiro la danza en la conciencia.
Del arte mayor cuando está siendo forjado.
Renuncio a tu presencia.
A la imaginación que de ella emana.
Renuncio a ti, ilusión, dulzura inmerecida.
Puerta que no crucé. Puerta prohibida
Adiós espera vana.
Despojado de todos mis recursos para ser amado
Tengo que aprender a construir en otra parte ese futuro.
Esa vida mejor que merecemos y que existe en algún lado.
Ese sitio hermoso que podemos compartir, estoy seguro.
Vidal Medina
11 de febrero, 2020.
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