Buscando a su esposa Sita, que había sido raptada por el Raksa Ravana, el príncipe Rama y su hermano Lakshmana atravesaron varios bosques; en uno de ellos combatieron con un fantástico Raksa (demonio o brujo), que tenía la cara en el pecho, sus brazos medían un kilómetro de largo y con ellos atrapó a los dos príncipes. Rama le cortó el brazo derecho y Lakshmana el izquierdo. Cuando sus brazos cayeron al suelo el terrible Raksa preguntó:
-¿Quiénes son ustedes? ¿Son dioses que han venido del cielo?
-Yo soy Rama, el hijo de Dasharatha. Lakshmana es mi hermano. Debido a que nos envolviste con tus brazos, tuvimos que cortarlos. ¿Quién eres?
-Yo era el rey de los Gandharvas. Estaba orgulloso de mi juventud y belleza. Paseaba por el mundo con hermosas mujeres. Mediante mis austeridades había obtenido de Brahma el don de la indestructibilidad. Pero una vez me reí cuando vi al deforme sabio Ashtavakra. Él se enojó y pronunció una maldición en mi contra: que te conviertas en un Raksa. Yo le imploré que me liberara de esa maldición. Él dijo: en Treta Yuga, el Señor Hari encarnará como Rama, el hijo de Dasharatha. Él te cortará los brazos. Entonces te liberarás de esta maldición y reasumirás tu forma original.
Antes de morir, Kabandha, rey de los Gandharvas, le dijo a Rama:
- Si sigues adelante encontrarás el Ashram de Shibari, ella te está esperando con información de tu esposa Sita.
Rama y Lakshmana atravesaron un hermoso bosque y llegaron al Ashram de Shibari.
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