Por Vidal Medina
Desde hace años lo he oído decir en charlas de café, talleres literarios y reuniones informales entre artistas, científicos y hasta amigos que se dicen críticos de arte o literarios: en Monterrey no hay crítica de las artes y la cultura, ni en los diarios, ni en los medios impresos de mayor divulgación, mucho menos en televisión, es más, en televisión ni siquiera existe el arte.
Yo creo que en Monterrey sí existe la crítica, pero no se hace pública, lo cual hace una gran diferencia. ¿Por qué la crítica no se hace pública? Porque los escritores y artistas tienen miedo, creo yo, de que si critican perderán amigos, privilegios y hasta la posibilidad de un puesto público, lo mejor es guardar silencio y acomodarse. Tal vez también suceda que no ha habido espacios para ejercerla. Aunque ahora no sería justo decir que no hay espacios, ahora estamos repletos de ellos.
¿De dónde viene ese temor o esa apatía? Creo que es un problema cultural. Monterrey es una ciudad joven, la historia del pasado cultural regiomontano no abarca tantos nombres y tiempo como los de la Capital. somos una ciudad en vías de convertirse en una verdadera metrópoli, pero hace falta tomar consciencia de ello. Hace falta bajarle a los bríos juveniles y madurar.
Hace años publiqué un artículo en Taller Abierto y en La Rocka n° 18, junio 2005, llamado “El teatro impostergable” en el que hablaba de la necesidad de renovar el arte teatral en monterrey, criticaba que los teatreros estuvieran en un espacio de confort y desde ahí se quejaran de que el público no asistía a las salas teatrales a ver sus obras, hacía un llamado a la comunidad a no ir más al teatro, porque parecía que el teatro estaba hecho para “idiotas”. “Si el teatro quiere gente, que salga a las calles a buscar su público”, decía. Nadie se defendió públicamente. Nadie me dijo que estaba equivocado o que me faltaban herramientas para criticar, nadie defendió al teatro. Pero me enteré que algunos teatristas se enojaron: en el CEDART Alfonso Reyes estaba pegado mi artículo en el periódico mural con muchas notas escritas por los alumnos de teatro que decían entre otras cosas: Este tipo no pude ser juez y parte, trabaja en Conarte y no se vale, ¿Quién publicó eso? Eran los alumnos de Gerardo Valdez, director de teatro local. También me enteré de que otro maestro de la escuela de teatro, Jorge Lobo, le decía a sus alumnos que no fueran a ver mis obras porque era antiteatrero. Sirva eso como ejemplo de que no sabemos escuchar ni aceptar la crítica y de que no nos gusta que nos digan nada, preferimos tomar represalias por debajo del agua para afectar al crítico que aceptar nuestros errores, nuestra realidad.
Lo mismo se puede decir de muchos eventos “culturales” que más parecen fiestas entre amigos como el caso del evento “Los límites del lenguaje”, que según el poeta Óscar David López es el mejor evento del año, con lo cual difiero absolutamente.
“Los límites del lenguaje”, evento auspiciado por Conarte, sólo congrega entre su público a poetas y artistas y me parece que se han olvidado de lo más importante: “el verdadero público”.
¿A qué miembros de la sociedad les puede interesar la poesía sonora, si ni siquiera conocen la poesía? Además nos lo quieren vender como algo muy “new” cuando estamos hablando de cosas de los años 80. Por otro lado yo creí que la poesía por sí misma era sonora… que no nos vendan atole con el dedo disfrazado de “arte contemporáneo”.
¿Para quién se supone que trabajamos los artistas? ¿Para que sólo nuestros amigos y colegas se acerquen a ver nuestros trabajos? ¿Para recibir elogios y tomarnos unos tragos después de los eventos supuestamente culturales? Si es así estamos en la calle. Seguimos y seguiremos mirándonos el ombligo y pensando que somos “bien chingones”, “bien posmodernos”, pero eso no cambiará nada, ninguna conciencia, ningún crecimiento, otra vez el mismo atole con el dedo de la “publicidad vacía”.
Tal vez funcionarios y muchos artistas crean que el simple hecho de que exista la oferta cultural es ya un avance, un aliciente para nuestra decrépita ciudad, pero perdemos de vista que la ciudad, su gente y su dinámica ha cambiado, ya no es la misma que hace dos años, nunca más volverá a ser la misma.
En Monterrey no se acepta la Crítica, así, con mayúsculas. la Crítica es un ejercicio del pensamiento, no hablamos de gustos u opiniones a la ligera, sino de un ejercicio del pensamiento y también un acto de libertad.
Creo que es el momento de ponernos a pensar en serio en el ejercicio de la crítica pública a las artes y los eventos culturales, es el momento de evaluar si lo que se está haciendo en Conarte en ésta administración –gasto oneroso de recursos en solventar una burocracia inoperante- es lo que queremos los ciudadanos para nuestra ciudad en el terreno de la vida cultural.
Habría que aceptar el hecho de que no somos perfectos, de que una crítica bien hecha debe tomar en cuenta lo que hicimos bien y lo que hicimos mal; y sobre todo aprender que una crítica es al trabajo de un artista y no a su persona. Aprendamos a tragar amargo y anudarnos el “ego”, aprendamos a ser humildes y respetuosos y sobre todo aprendamos a escuchar, sin creer que aquel que nos critica es “de facto” un enemigo. Y bien, conversemos…
6 comentarios:
De algún modo tienes mucha razón eso no ocurre sólo en tu país y en la provincia de Monterrey, pienso que es algo general en muchas partes latinoamericanas. Por ejemplo en Perú hay mucho trabajo crítico pero también hay mucha gente que cuestiona alguna buena opinión crítica o dan exposición sin ningún nivel. Pienso que eso también pasa en mi país.
Saludos
Mixha, agradezco tu comentario. De alguna manera, creo, es que estamos globalizados y suceden cosas parecidas en varias partes del orbe, como dices, Latinoamérica es un termómetro de lo que pasa, nos parecemos, pero precisamente por eso hay que hablar de nuestra realidad, de nuestra región y después establecer paralelismos, me parece muy interesante tu comentario, lo agradezco.
Tienes mucha razón en que los artistas deben voltear alrededor. El arte nos salva de muchos infiernos. Estando la ciudad como está yo esperaría que la comunidad artística estuviera interviniendo en serio la ciudad. Hay sed afuera. Mucha sed, pero los artistan lanzan las aguas hacia los mismos lados. En eso estoy de acuerdo. En lo que difiero es en distraer esta discusión con cerillazos provocativos. Es decir, ¿para qué crear encono criticando unas jornadas elaboradas con mucho esfuerzo y excelentes intenciones, no sólo estéticas? Así nos demoramos, Vidal. Hay que ponernos en los zapatos de quienes criticamos para entender sus decisiones para entonces sí, iniciar diálogos pendientes.
Vale, un abrazo. N
Vidal, hola.
Efectivamente es un lastre cultural y político en Monterrey eso NO hacer crítica en público de lo público. Hay un temor a exhibir un punto contrario o en desacuerdo y fuera de las normas protocolarias (como podría ser la "academia").
Entonces sí no hay crítica pública de lo público no es tal. Sólo son comentarios, murmullos, opiniones, ideas, pero no una posición pública. Buen inicio para buscar, no sólo hacer crítica, sino poder mantenerla. Saludos.
Es dificil hacer crítica y producir obra a la vez. En realidad, siempre al producir una obra, inevitablemente se plasma una postura ética y estética, pero la crítica como tal,es decir, la crítica del arte, es una práctica sumamente compleja, -que en mi opinión- al provenir de un creador, muchas veces va a responder a su universo discursivo, es decir, de lo que le gusta o comprende. La crítica del arte esta relacionada con la critica de la sociedad. Personalmente confiaría más en una critica hecha por un espectador especializado, que la de un creador artístico.
David, creo que hay dar cabida al pensamiento complejo, esto pasa por dejar de lado viejas estructuras en las que uno funge como especialista en algún área y completamente ignorante en todas las demás. Ya la unversidad se ha encargado de formar "analfabetas funcionales" que solo conocen de los suyo. Ejercer la crítica no es sólo para especialistas, lo ideal es un espectador especializado, sí, pero cualquiera y sobre todo artistas deberíamos ejercerla, así como "ejercicio saludable". Es como correr o hacer yoga, Hay muchos artistas que ejercen la crítica y pueden ser muy objetivos y divorciar los gustos personales o estéticos. ¿Tu escribiste critica de teatro, no? Entonces ¿dónde está el problema?
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