Por Vidal Medina
Respuesta a este post de edgar favela: http://parqueterminal.wordpress.com/2011/03/28/las-limitaciones-de-la-critica-ii/
Edgar, tu texto es contundente. Puedo decirte que una cosa es repetir o corroborar esquemas impositivos verticales y otra muy distinta simplemente aislarse, auto-marginarse. Entre esas dos fronteras debe haber un equilibrio para no quebrar nuestra relación con la realidad.
De eso también estamos hablando, estamos en un momento en que las instituciones han perdido peso, ahí están pero han perdido peso, no podríamos aunque lo quisiéramos re-establecerlas, van en picada. Las cosas se desdibujan y se reconfiguran, hay desorden. La sociedad tampoco tiene rostro, habría que inventarlo, no tiene rostro. Escucho posturas tan encontradas en círculos aparentemente pequeños que tiendo a pensar que incluso las ideas de tiempo lineal y espacio-geográficas que utilizamos para pensar el mundo ya han cambiado y debemos establecer otras posturas para entender nuestra realidad. Me encuentro con quienes apoyarían la intervención extranjera pero al mismo tiempo votarían por la izquierda, a quienes todo les parece un circo pero lo platican riendo y banalizándolo, a quienes todos los días en sus casa, en sus hogares, no paran de hablar de lo mismo y al mismo tiempo tienen que salir a trabajar pero le dan vueltas a un sólo discurso.
Sí, la ciudad está muerta de miedo y me parece que ese es uno de los temas de fondo, por otro lado la violencia sí está creando públicos… Decir que es una ciudad agónica no es una crítica sino una forma de entender las cosas.
Ante esto recuerdo el texto de Antonin Artaud que habla de una ciudad tomada por la peste. Los habitantes pierden toda capacidad humana de comunicarse, de establecer cualquier tipo de vínculo. Asisten al desgarramiento mismo de sus bases culturales, sociales y humanas. Artaud veía los límites del hombre. La imagen de crisis es siempre una imagen de creación. Me gusta pensar en esa imagen porque radicaliza las cosas y lo saca de antemano a uno de su zona de confort.
Hoy la peste no está muy lejos de mi casa. Aunque también hay corrientes vitales, grupos de personas organizándose, asociaciones civiles, activistas, pequeños empresarios independientes en el barrio antiguo o tampiquito… no los podemos negar…
La ciudad también se reconfigura a sí misma y no le podemos exigir algo que no puede dar, o algo que nunca será. También se forma por pequeños círculos, células que se tocan en ciertos puntos.
Cuestionar las viejas estructuras existentes o las relaciones con el poder me parece necesario, Edgar, pero también siento que es ir de la mano con la corriente natural de las cosas, se están cayendo, establecer nuevas posturas y canales es tarea de cada uno, -en este sentido es tarea de todos-. Pero no puedo hablar por otros, ni convocar a nadie a otra cosa que mi a trabajo. Es en el único sentido en que puedo contestarte ya que de otro modo me desviaría, no del tema, que es precisamente la crítica, sino de mi verdadero papel en este enjüage.
Olvidamos a veces, Edgar, que muchos artistas venimos de la base social, somos parte de esta ciudad. A mi me ha costado entender cómo funcionan las cosas aquí, siempre parece que algo se cuece bajo el agua, siempre. Por eso celebro tu postura clara y frontal. Una postura de urgencia, así clara y frontal, es la que deberíamos adoptar ante lo que nos acontece. También creo que para establecer la crítica y cuestionar la forma y el fondo de las cosas hay que estar cada uno en su elemento. Mi material es la escritura de ficción. Busco espacios para la convivencia, para eso escribo, sería mentir si dijera que no me importa lo que el otro piensa, “el otro”, el que no conozco, ese “cualquiera” me es muy importante, pero es tema de otro artículo. Celebro el diálogo.
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