En la última junta del Consejo para la Cultura y las Artes
de NL se tocó el tema de otorgar un incentivo para que quienes deseen ingresar
al padrón de artistas agremiados a Conarte tengan un beneficio extra además de
tener voz y voto en las juntas de gremio.
La propuesta que se puso sobre la mesa ha generado una
fructífera revisión de los criterios de empadronamiento y nos ha puesto a
trabajar en equipo, a vocales y funcionarios, lo cual puede derivar en una
mayor apertura para la participación.
La participación en los gremios artísticos es uno de los
caminos que reconocemos como democrático para que las demandas del sector
puedan ponerse en la balanza, y seguir siendo el punto de anclaje con la
sociedad.
También es uno de los mecanismos legales para el diálogo
político, cuyo fin es construir y mejorar las condiciones de vida de la
sociedad. En este sentido no hablamos de una utopía cuando hablamos de
bienestar para los trabajadores del arte y la cultura, sino de un deber del
Estado, ya que en el artículo 4° de la Constitución Mexicana dice:
Toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al
disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como
el ejercicio de sus derechos culturales. El Estado promoverá los medios para la
difusión y desarrollo de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en
todas sus manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad
creativa. La ley establecerá los mecanismos para el acceso y participación a
cualquier manifestación cultural. (ADICIONADO, D.O.F. 12 DE OCTUBRE DE 2011)
Uno de los temas más importantes y estratégicos en la
conformación de un sector menos vulnerable es cambiar la visión que se tiene de los trabajadores
del arte y la cultura como prestadores de servicios a una visión como sujetos
de derecho.
Por ello reconozco que fue burdo mi ejemplo de considerar un
descuento a los artistas en eventos culturales; quizá por ello algunos
consejeros confundieron una exigencia de derechos y de reconocimiento
legal por parte del sector artístico, con una dádiva.
Lo que me cuesta trabajo entender es que algunos consejeros pidan al sector artístico que “sea generoso con la institución, y que
piense en todo lo que ha recibido y en lo que puede dar”, y que esto se pida en
un momento crítico, cuando el sector necesita una verdadera reactivación
económica.
Piden generosidad a los artistas, mientras los recortes
presupuestales siguen mermando los programas y las convocatorias. Piden que
veamos lo que se nos ha dado cuando en los últimos años hemos visto cómo el
Presupuesto para la cultura se destina en su mayor parte a cubrir el pago de
nóminas y de operación, golpeando directamente a los programas y convocatorias,
que son el objeto de esta institución.
Por todo eso y con el afán de aclarar ese punto, es que
escribo esto, para asentar que no estamos pidiendo privilegios, ni solicitamos
dádivas, estamos conscientes de que el presupuesto de cultura proviene de los
impuestos de los ciudadanos y que a ellos nos debemos.
También hay que decir que no venimos con las manos vacías,
sino llenas, porque somos los artistas y los trabajadores del arte y la cultura
los que damos sentido a las instituciones encargadas del fomento y la
divulgación de, hay que decirlo, nuestro trabajo. Pongámoslo más claro, sin artistas
no habría festivales, ni encuentros, exposiciones o muestras de nada.
Habría que empezar por reconocernos como un sector económico
aportante, que pagamos impuestos y generamos riqueza, trabajo y capital
simbólico.
Por la situación en la que nos encontramos después de la
pandemia, con el cierre de teatros y la paralización de casi todas nuestras
actividades remuneradas es que no estamos en situación de jugar a una utopía
imposible, por eso apelamos a la sensibilidad de los consejeros y funcionarios
encargados de la Cultura y nos amparamos en la Constitución Mexicana.
Más que pedir un descuento o solicitar dádivas, la cuestión que
se tiene que zanjar es un tema de visiones y de prácticas en los hábitos de la
comunidad cultural.
Se habla de participación ciudadana en la conformación de la
política pública, pero al mismo tiempo otros Consejos Consultivos deciden a
puerta cerrada los destinos de la cultura en NL sin tomar en cuenta las
necesidades de los gremios.
Hoy más que nunca es necesario el diálogo serio y
respetuoso, para construir entre todos, trabajadores del arte y la cultura y
funcionarios estatales y municipales, mejores condiciones que deriven en una
Ley de Cultura en la que estemos representados todos y todas los que hacemos
posible la vida cultural en el Estado.
No queremos un futuro en que la Cultura sea secuestrada por
los intereses de unos cuantos, por salud democrática es que deben abrirse los
mecanismos del diálogo para que en el corto plazo haya legislaciones que
reconozcan como sujetos de derecho a quienes trabajamos en el arte y la
cultura.
Por la salud de la democracia y un futuro en el que estemos
todos incluidos, más equitativo y sobre todo más justo.
Gracias.
Vidal Medina. Vocal y representante de la Comunidad de Teatro.
Texto leído en la Vigésimo Tercera Reunión Ordinaria de Consejo el 17 de noviembre de 2021.